Estaciones del Vía Crucis
1a estación: Jesús es condenado a muerte.
V: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Meditación: Oh Señor mío Jesucristo, que quisiste ser condenado a muerte por mis pecados, para que yo fuese perdonado de ellos; te suplico que me perdones en vida mis culpas, y en el día del juicio me absuelvas de las penas eternas.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
2a estación: Jesús carga la Cruz
V: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Meditación: Amado Salvador mío, vas con la Cruz a cuestas precediéndonos en el camino, pues ser cristiano no sólo significa estar bautizado, sino más bien vivir vida cristiana. Cuando la cruz del dolor pese sobre nuestros hombros, cuando las enfermedades y miserias nos atormenten, haz que olvidando el dolor, atendamos a imitar los sentimientos de tu corazón, a fin de santificarnos con el cumplimiento exacto de los deberes cotidianos.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
3a estación: Jesús cae por primera vez
V: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Meditación: Salvador mío: ¡Cuánto nos enseña el silencio de tu caída! A pesar de la debilidad, de las burlas, del desprecio de tu pueblo, no arrojas la cruz, antes sigues adelante obedeciendo los generosos impulsos de tu corazón. Ves en nosotros la mediocridad y la tibieza causantes de tu caída. En adelante confirmaremos con las obras nuestro nombre de cristianos, para reparar nuestros pecados y los de tantos que un día comenzaron a seguir tu camino y después de las primeras dificultades te abandonaron.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
4a estación: Jesús encuentra a su santísima madre
V: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Meditación: Jesús sigue con paso tembloroso. ¿No habrá nadie que comprenda su dolor y lo compadezca? De pronto sus manos se sientes oprimidas con cálida emoción. Su corazón se estremece de dolor y consuelo. Vuelve sus ojos y se encuentra con su desolada Madre. Salvador mío ¡cuánta ternura humana alberga tu corazón en su grandeza divina! Cuánto sufriste en este encuentro con tu madre al pensar que en los tiempos actuales los lazos de la familia serías deshechos y profanados. Te prometemos soportar las dificultades de la vida de familia con el mismo espíritu de caridad que anima a tu corazón.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
5a estación: Jesús ayudado por Simón Cireneo
V: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Meditación: ¡Oh buen Jesús! Tú conoces las agonías de la vida y el consuelo de un amor abnegado. Las manos bienhechoras de Simón simbolizan las manos de quienes se dedican generosamente a la caridad, interviniendo allí donde una cruz deja sentir su peso. Tu palabra nos anima:» Todo lo que hicisteis con uno de estos pequeños, conmigo lo hicisteis». Te prometemos reparar la dureza de corazón, que tanto te aflige, con el espíritu de Simón, haciendo el bien sin mirar a quien. Si me has dado mucho, te daré mucho; si poco, sacrificaré gustoso de ese poco, pues las obras de caridad nunca empobrecen.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
6ta estación: Verónica enjuga el rostro de Jesús
V: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Meditación: Verónica precede a las almas reparadoras que se esfuerzan en consolar tu corazón afligido por la ingratitud humana y nos enseña que comprender el dolor ajeno vale más que la ayuda insensible. Aunque no tengamos la fortaleza suficiente para tomar sobre nosotros las cruces ajenas, siempre podemos enjugar las lágrimas de los ojos que lloran.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
7a estación: Jesús cae por segunda vez
V: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Meditación: Amable Redentor: lleno de gratitud me pongo de rodillas a tu lado. Caes y te levantas para merecernos la gracia de levantarnos después de haber caído en el pecado. Por toda recompensa, nos pides penitencias y reparación, pues «más gozo te causa un pecador penitente que noventa y nueve justos que no necesitan convertirse». queremos ayudarte a expiar los pecados de orgullo, ya que nada hiere tanto tu corazón como la actitud de esos hombres que creen poderlo todo con sus propias fuerzas. Para ellos no existe pecado ni caída, y por eso no necesitan un Salvador. Nosotros viviremos en la humildad y la modestia, aun en el éxito, dando ejemplo de heroísmo cristiano con la abnegación de nuestra vida.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
8a estación: Jesús consuela a las hijas de Jerusalén
V: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Meditación: Amado Salvador mío, al ver a los niños y a sus madres, piensas en la familia cristiana, la gran preocupación de tu corazón. Por eso elevaste la unión de los casados a la dignidad de alianza consagrada por las gracias sacramentales del matrimonio. Con qué pesar ves la profanación de este sacramento, consecuencia detestable del amor egoísta que rehuye todo sacrificio. Danos la gracia de respetar y santificar lo que fue santificado con la sangre de tu corazón.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
9a estación: Jesús cae por tercera vez
V: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Meditación: Oh Señor mío Jesucristo, yo te suplico que, si es posible, me libres de las grandes tribulaciones y cruces, como las que te hizo caer tres veces; mas si tu voluntad me las da y mis pecados las exigen, auxiliame con tus gracias y levantame en mis desmayos con tu amor.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
10a estación: Jesús es despojado de sus vestiduras
V: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Meditación:Oh Señor mío Jesucristo, te suplico me concedas gran conformidad con la pobreza, y profundo desprecio de los bienes de esta vida, de modo que, así como dejaste tus vestidos por mí, así yo me despoje al menos de lo superfluo y lujoso por ti y por tus pobres.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
11a estación: Jesús es clavado en la cruz
V: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Meditación: Oh Señor mío Jesucristo, aunque estas en la Cruz humillado, ajusticiado, deshecho, eres mi Dios, mi Rey y mi Redentor. Como a mi Dios te adoro con viva fe; como a mi Rey, te saludo y te ofrezco cuanto tengo y poseo; como a mi Redentor, te amo con toda mi alma y te consagro todo mi corazón.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
12a estación: Jesús muere en la Cruz
V: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Meditación: Oh Señor mío Jesucristo, que en la Cruz mueres por mí; más me amaste a mi que a tí, pues quisiste morir por mí. Concédeme vivir y morir por tí, como Tú viviste y moriste por mí. Dame una buena muerte, morir en tu gracia; morir en tu amor; morir en tu voluntad; morir en tu Cruz contigo. Padrenuestro, Ave María y Gloria.
13a estación: Jesús es bajado de la Cruz
V: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Meditación: Oh Señor mío, muerto y deshecho por mí; yo venero tu santísimo y divinísimo cuerpo reclinado en los brazos de piadosa Madre, te suplico me concedas un vivo dolor de tanto como a ti a tu Madre os hice padecer con mis pecados y gracia para enmendarme de todos ellos.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
14a estación: Jesús es sepultado
V: Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R: Pues por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
Meditación:Oh Señor mío Jesucristo, quisiste morir para darnos la vida, ser sepultado para que participáramos de tu resurrección. Concede a los pobres paganos que viven en las sombras de la infidelidad la buena nueva de la Cruz; anima a los valientes misioneros, bendice a cuantos rezan y se sacrifican por la obra misionera que te es de tanto agrado. También te dirigimos una súplica por nuestros queridos difuntos; haz por el amor de tu corazón, que de los dolores del Purgatorio pasen a la vida terna. Concédenos también que descansemos un día bajo la sombra de tu Cruz. Sea nuestro sepulcro la puerta por la cual entremos a la ciudad dichosa que ha preparado tu Corazón a los que te aman.
Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Oración Final: Señor mío Jesucristo, tu vida dolorosa ha terminado. ahora sabemos con qué espíritu de abnegación y sacrificio has llevado tu Cruz. Así queremos llevar la nuestra también. En este Vía Crucis nos has mostrado toda la grandeza de tu corazón.Te hemos prometido reparación y amor. El deber nos llama al trabajo. ¡Haznos vivir y sufrir, morir y vencer contigo! Y que el final de nuestro vía crucis terrestre sea para todos los que acabamos de presenciar tu muerte y tu sacrificio, el comienzo de nuestro triunfo celestial. Amén.